Una crítica al amor romántico: Introducción a la obra de Lacan

05.11.2018

Para comenzar esta crítica al amor romántico me gustaría mencionar dos nociones que en la actualidad, de alguna manera, son símbolo del amor romántico. Éstas se encuentran a diario en el discurso cotidiano, son las siguientes: la noción de búsqueda de la "media naranja" y la de unión de opuestos. Estas presentaciones en sí, tienen una carga muy fuerte con la idea de completud. 

Uno de los posibles orígenes, para comprender de donde nace el vínculo entre el amor y la completud, podría estar ligado al discurso que realiza Aristophanes en el Banquete de Platón (Sacristán, 1985). 

En este discurso Aristophanes trae el mito de Andrógino, que pasaré a comentar a groso modo. Dicho mito relata la idea de que al inicio del mundo existían tres sexos; el sexo masculino que era hijo del sol, el sexo femenino que era hijo de la tierra, y el andrógino, hijo de la luna. Estos últimos, al ser hijos de la luna poseían los dos sexos; debido a que la luna tiene parte del sol como de la tierra. Eran seres esféricos con cuatro miembros superiores, cuatro miembros inferiores; contaban con una cabeza ovalada que poseía dos rostros y tenían dos genitales: uno correspondiente al macho y otro correspondiente a la hembra. Los andróginos eran muy fuertes, veloces y soberbios. 

Deciden despojar a los dioses de su lugar. Zeus, enojado con esta acción, los castiga. No desea matarlos, porque si lo hace, se quedaría sin las ofrendas que los humanos les hacían a los dioses. Como castigo se le ocurre dividirlos a la mitad, dejando seres con dos miembros inferiores y dos miembros superiores. Es así que los andróginos pasan a tener entonces un solo sexo, o son hembras o son machos. 

Zeus le pide a Apolo que les gire el rostro para que puedan ver su corte y le pide que los cure, Apolo gira sus cabezas y los cura cerrando la herida que había dejado el corte de Zeus, pero Apolo a la altura del vientre les deja un orificio (que hoy conoceríamos como ombligo) para que estos recuerden de que alguna vez fueron seres completos y ahora habían sido divididos. 

De aquí en adelante estos seres pretendían buscar su otra mitad de la cual habían sido separados. Al encontrarse, se abrazaban y morían porque no tenían ganas de hacer nada por separado, solo querían estar juntos. Zeus se percata que así no podría subsistir la especie humana, entonces Zeus les cambia los genitales de lugar (luego del corte los genitales habrían quedado en la parte de atrás). 

Es así que, si dos del sexo opuesto se encontraban podrían procrear y si dos del mismo sexo se encontraban en este abrazo, no iban a procrear pero si iban a sentir un momento placentero y podrían seguir con sus vidas. 

Es aquí entonces donde podríamos decir que esta idea de encontrar al opuesto para sentirnos completos cobra sentido. Ahora bien, otro concepto que me es relevante destacar para llevar adelante esta crítica es lo que sería el ágalma griego que Lacan en su seminario 8 sobre la transferencia lo entiende de la siguiente manera. 

"Con esto basta para indicarnos que se trata del sentido brillante, del sentido galante, porque este término viene de gal, brillo en francés antiguo. En una palabra, ¿de qué se trata? - sino de aquello cuya función hemos descubierto nosotros, analistas, bajo el nombre de objeto parcial". 

Lacan (1960-1961, pág. 169) 

Es interesante entender esta comparación que hace Lacan entre el ágalma griego y la idea de función de objeto parcial porque de alguna manera cuando él propone el objeto pequeño a, este cumple la función de objeto parcial. 

Quiero centrarme en la noción de objeto parcial para criticar la idea de completud que aflora en discursos cotidianos, como por ejemplo: "al estar con mi pareja me siento completo", "somos polos opuestos por eso nos complementamos", "me enamoró porque tiene lo que a mí me falta", en esta última expresión es en la que quiero hacer hincapié porque aparece la idea de falta, una idea muy ligada a la de objeto parcial y el cual sería motor de nuestro desear. "Ahí hay un hallazgo, el del aspecto fundamentalmente parcial del objeto como eje, centro, clave, del deseo humano" (Lacan, 1960-1961, pág. 170). 

Entonces podríamos entender que, si la clave de nuestro deseo es la búsqueda de este objeto parcial significa que no lo poseemos, es decir que nos falta y creemos que al obtenerlo estaríamos completos. Lo interesante es que como es un objeto parcial nunca podríamos tenerlo por completo. 

"Aún tomando las cosas de esta forma, no se nos ha ocurrido decir que este otro, como objeto del deseo, es quizás la suma de un montón de objetos parciales, lo cual no es en absoluto semejante a un objeto total". 

Lacan (1960-1961, pág. 170). 

Creo que en este punto es donde la idea de completud caería absolutamente ya que cuando de alguna manera deseamos una sonrisa, una parte del cuerpo o una aptitud de quien nos gusta, simplemente estaríamos deseando ese objeto parcial el cual no tenemos y lo único creo yo, que hacemos reafirmando discursos como "a mí me gusta esta persona porque tiene tal característica", es sin dudas rodear de significantes este objeto que nunca vamos a obtener en su totalidad, tanto así que podríamos decir que es parcial pero a su vez, nuestro deseo hacia él es metonímico, entonces no solo nuestro deseo variaría sobre el mismo sujeto, si no que podría saltar a otros y aquí también cuestionaríamos una idea de monogamia, de alguna manera otro pilar que sostiene el amor romántico. 

Para finalizar me gustaría hacer referencia a una frase que se ha convertido en un cliché: "es que el amor es dar lo que no se tiene" (Lacan, 1960-1961, pág. 45). Tomando esta frase, es más, diría concepto, podemos afirmar que la noción de amor no partiría de una completud sino al contrario sería más bien una discordancia, sería entender que en un vínculo amoroso más allá de lo que podamos adornar con el discurso, lo que estaría en juego es la búsqueda de un objeto, un objeto que no poseemos y que el otro tampoco posee, de alguna manera el amor podría entenderse como el engaño que utilizamos para depositar cosas en otro, adornando el objeto parcial de infinitos significantes, por el mero hecho de que jamás lo obtendremos. 

Es así que la frase anteriormente citada cobra mayor sentido y de alguna manera se le sacaría esa mística que a nivel cotidiano ha obtenido y hasta ha sido tomada como una frase tan romántica.

Enzo Suhr


Referencias Bibliográficas: 

Lacan, J. (1960-1961). La trasnferencia. Buenos Aires: Paidós Sacristán, M. (1985). 

El banquete;Platón ; edición de Manuel Sacristán;. Barcelona: Icaria.


2020 La Caverna°
Espacio de Filosofía | Todos los derechos reservados.
Creado con Webnode
¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar